La transición energética está en todas las noticias.
Nuestro experto Michel Wiskirski explica las verdades que se han malentendido sobre este tema.
Michel Wiskirski: Los metales y la minería están en el centro del combate contra el cambio climático. Es muy importante entender que la transición energética, por naturaleza, conlleva un uso intensivo de metales. En pocas palabras, no puede haber transición energética sin materias primas y, además, un crecimiento sostenido de las energías renovables es sinónimo de un crecimiento casi exponencial del uso de metales y de la minería.
M. W.: De hecho, las fuentes de energía renovable consumen varias veces más minerales que las fuentes tradicionales de generación de energía. Algunas cifras para ilustrarlo: un parque eólico terrestre requiere 8 veces más minerales que una central eléctrica de gas de la misma capacidad. Una instalación eólica marina requiere unas 17 veces más y una solar fotovoltaica, 9 veces más. Para ser precisos, el metal de transición energética por excelencia es el cobre y hay un uso intensivo monumental del cobre. Mientras que una central de gas natural necesita 1 tonelada de cobre por megavatio (MW), para la eólica terrestre se necesitan 2 toneladas, para la solar fotovoltaica 3 toneladas y para la marina, entre 11 y 12 toneladas, según las últimas cifras facilitadas por la Agencia Internacional de la Energía. Ese mismo análisis se aplica al acero, el zinc y otros minerales.
También añadiría que, incluso en las tecnologías basadas en los combustibles fósiles, el logro de una mayor eficiencia y menores emisiones depende del uso extensivo de minerales. Por ejemplo, las centrales de carbón más eficientes necesitan mucho más níquel que las menos eficientes para poder alcanzar temperaturas de combustión más altas.
M. W.: Si nos fijamos en los coches tradicionales con motor de combustión interna, una de las primeras luchas por el clima fue reducir las emisiones de dióxido de carbono y partículas de los coches. Esto se ha hecho mediante la mejora de los catalizadores de los automóviles. En cuanto a metales y minería, esto ha supuesto el uso de cantidades mucho más abundantes de paladio y platino.
Un coche eléctrico consume cinco veces más minerales que uno convencional. Los vehículos eléctricos también dependen en gran medida del cobre. Las cifras hablan por sí solas: un coche de combustión tradicional contiene 25 kg. En cambio, los vehículos eléctricos necesitan de media tres o cuatro veces más cobre, aproximadamente 85 kg. Además, el cableado de las estaciones de carga de los vehículos eléctricos también requerirá mucho cobre. Para que se haga una idea, se prevé que la demanda de cobre debida a los vehículos eléctricos aumente de 600 000 toneladas en 2021 a unos 2,9 millones de toneladas en 20301. Y ¿de dónde procede el cobre? De empresas mineras.
M. W.: Las composiciones químicas más comunes de los electrodos de las baterías se basan en una combinación de litio, níquel, cobalto y manganeso. La demanda de material estimada para las baterías de los vehículos eléctricos vendidos en 2019 fue de unas 19.000 toneladas de cobalto, 17.000 de litio, 22.000 de manganeso y 65.000 de níquel. El Escenario de Políticas Establecidas especifica que para cubrir las necesidades de baterías, la demanda de cobalto aumentará a unas 180.000 toneladas/año en 2030, la de litio a unas 185.000 toneladas, la de manganeso a 177.000 la de níquel de clase I a 925.000 toneladas/año.
Por tanto, las energías renovables, los vehículos eléctricos y las tecnologías de bajas emisiones de carbono son, indudablemente, grandes consumidores de metales, en concreto, cobre, acero, níquel, aluminio, cobalto, litio y manganeso. Priorizamos a quienes pueden desempeñar un papel importante en la transición energética en los próximos años.
M. W.: Las energías renovables son una solución a largo plazo para reducir las emisiones, pero esto es parte de la respuesta al problema. No se puede simplemente cerrar los ojos e invertir en energías renovables con la esperanza de disminuir las emisiones con el tiempo. Lo que ocurrirá es lo contrario. Las energías renovables son una solución a largo plazo para reducir las emisiones pero también son parte del problema.
De hecho, el desarrollo de las fuentes de energía renovables está generando nuevas emisiones. En los últimos años, la producción de gigavatios de energía solar fotovoltaica y parques eólicos no ha reducido, sino aumentado las emisiones de CO2. Hemos estado funcionando con dos sistemas de costes fijos, es decir, dos sistemas que emiten más de lo que teníamos anteriormente. Hemos producido más energía con la mayor capacidad que hemos construido.
M. W.: La transición energética se producirá a lo largo del tiempo y las empresas que más contaminan serán también protagonistas de la reducción de estas emisiones; a través de su descarbonización pero también de las iniciativas de mitigación del cambio climático que pondrán en marcha.
En los últimos 50 años, un tercio de las emisiones de dióxido de carbono del mundo ha procedido de sólo 20 empresas, principalmente las mayores compañías de petróleo y gas del mundo. Por lo tanto, la reducción de las emisiones de carbono de forma agresiva y rápida requiere la actuación de esos grandes emisores
M. W.: Si queremos reducir de forma considerable y eficaz las emisiones de carbono, hay que abordar las dos patas, financiando no sólo a las empresas que desarrollan energías renovables, sino también a las empresas petroleras y mineras diversificadas, y a través de nuestras inversiones animarlas a convertirse en grandes actores energéticos con una huella de carbono mejor. Los grandes actores tienen que reducir sus emisiones y realizar la transición hacia las emisiones cero e invertir en energía eólica y solar, desarrollar biocombustibles, plantas de captura de carbono, hidrógeno verde, etc.
Las grandes compañías petroleras y mineras tendrán un gran impacto si hacen esfuerzos en términos de descarbonización. Excluirlas sería un gran error, significaría perder la oportunidad de influir en ellas.
M. W.: Aquí es donde hacemos las cosas de manera diferente en Carmignac. En lugar de limitarnos a los «mejores» alumnos, aquellos con cero emisiones de carbono o emisiones bajas, también nos centramos en las empresas con mayor potencial de reducción, dentro de los segmentos más emisores. En otras palabras, invertimos no sólo en las empresas que producen energías renovables y proporcionan soluciones de bajas emisiones de carbono, sino también en los grandes actores clave que con sus acciones permitirán reducir drásticamente las emisiones globales.
Invertimos en empresas que muestran intenciones tangibles de mejorar en CO2 y «descarbonización» para alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050.
M. W.:.: Queremos ejercer nuestros derechos como accionista activo para trabajar con las empresas en la transición y, por tanto, utilizar esta estrategia para tener un impacto real, auténtico, significativo, que pueda ayudar realmente a la transición del mundo hacia una economía con menos carbono. Esas empresas dedican decenas de miles de millones de dólares a desarrollar nuevas fuentes de petróleo y gas. Nosotros, como accionistas, tenemos que pedir que se reasigne el capital hacia vías de energía más limpias.
Esta enorme reserva de capital y su asignación en los próximos años serán fundamentales para lograr la neutralidad del carbono. La neutralidad en carbono no se producirá sin que estos actores se comprometan y sin que los inversores se comprometan con ellos para impulsar este cambio y alcanzar estos objetivos de descarbonización.
1Análisis sobre energía y metales, informe de 2021 de Wood Mackenzie
1De conformidad con los estándares de la taxonomía de la UE. 2 Desde el 15/05/2022. Reglamento (UE) 2019/2088 sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (en inglés, SFDR). Para obtener más información, visite [EUR-lex](https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2019/2088/oj "").
*Escala de riesgo del KID (Documento de datos fundamentales). El riesgo 1 no implica una inversión sin riesgo. Este indicador podría evolucionar con el tiempo. **El Reglamento SFDR (Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros, por sus siglas en inglés) 2019/2088 es un reglamento europeo que requiere a los gestores de activos clasificar sus fondos, en particular entre los que responden al «artículo 8», que promueven las características medioambientales y sociales, al «artículo 9», que realizan inversiones sostenibles con objetivos medibles, o al «artículo 6», que no tienen necesariamente un objetivo de sostenibilidad. Para más información, visite: https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2019/2088/oj?locale=es.
Carmignac Portfolio Climate Transition | 21.7 | 5.5 | -17.7 | 14.8 | 4.5 | 10.4 | -15.1 | 1.8 | 3.3 | -2.2 |
Indicador de referencia | 41.7 | 5.1 | -9.6 | 18.8 | -11.1 | 27.5 | -13.0 | 18.1 | 25.3 | 2.3 |
Carmignac Portfolio Climate Transition | - 1.0 % | + 3.9 % | - 0.3 % |
Indicador de referencia | + 12.0 % | + 12.7 % | + 5.6 % |
Fuente: Carmignac a 28 de feb. de 2025.
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