Invertir para el mañana
Los mercados financieros pueden protagonizar caídas con la misma rapidez con la que son capaces de repuntar, como lo ha ilustrado la crisis de la COVID-19 a la perfección. Pensar a largo plazo puede permitir a los ahorradores limitar los impactos en sus inversiones —e incluso sacar partido de ellos— siempre y cuando se puedan de identificar las principales tendencias de crecimiento...
Después de la crisis que acabamos de atravesar, entre el «cuanto más cambia todo, menos cambia» y el «nada volverá a ser como antes» se perfila, en nuestra opinión, una realidad más sutil.
Todas las ramificaciones de la burbuja de liquidez generada por los bancos centrales, la revolución tecnológica y la evolución de los hábitos de consumo deben ser objeto de un análisis sumamente riguroso para poder transformarlas en oportunidades de inversión prometedoras.
Es reconfortante para un gestor inmerso en la inercia europea ver de cerca el crecimiento. Este crecimiento sigue existiendo, he sido testigo de ello
Edouard Carmignac, a su regreso de un viaje a China en septiembre de 1993.
Esta es la visión que subyace a nuestro estilo gestión, y ello con un único objetivo: permitir a nuestros clientes revalorizar su patrimonio con el tiempo gracias a convicciones a largo plazo.
Diseñar una solución de inversión a largo plazo exige la aplicación de un proceso riguroso que ofrezca flexibilidad y diversificación a través de tres catalizadores de la rentabilidad (renta variable, renta fija y divisas) y que tenga por objeto estructurar un núcleo de cartera centrado en los ganadores estratégicos sostenibles, al tiempo que monitoriza estrechamente tanto los riesgos de inestabilidad como las oportunidades tácticas.
Carmignac Patrimoine combina análisis top-down y bottom-up y no está limitado por un índice de referencia, lo que le permite tener capacidad de reacción e identificar oportunidades atractivas a largo plazo.
RENTA VARIABLE
El núcleo de la cartera de renta variable se estructura en torno a tres temáticas principales : el consumidor conectado, la digitalización y los cambios sociales y demográficos que, a nuestro juicio, ofrecen un gran potencial a largo plazo.
Gracias a un exhaustivo proceso de selección, identificamos entre estas temáticas los modelos económicos capaces de conllevar un crecimiento sumamente sólido de las capacidades de generación de beneficios en los próximos cinco o diez años con independencia del ciclo económico.
El ejemplo del comercio electrónico
El comercio electrónico tardó 10 años en pasar de representar un 6 % del total de ventas minoristas en EE. UU. a un 16 %, pero tan solo 8 semanas en pasar de un 16 % a cerca de un 27 %. Esta crisis ha confirmado nuestro posicionamiento largoplacista en este segmento y sus ramificaciones (empresas fintech o de publicidad digital, etc.).
RENTA FIJA
En esta coyuntura caracterizada por unos niveles de endeudamiento considerablemente elevados, hemos identificado tres principales catalizadores de la rentabilidad para los próximos meses: en el componente de deuda corporativa, priorizamos los títulos que se han visto muy afectados por la crisis de la COVID-19 y que, por ende, ofrecen interesantes puntos de entrada. En el plano de las divisas, evitamos el dólar en pro de las divisas de la esfera desarrollada y emergente. Por último, en la partida de deuda pública, gestionamos de forma activa la sensibilidad en un entorno caracterizado por el incremento de la incertidumbre y los picos de volatilidad.
El ejemplo de los bancos europeos
Nuestra asignación a títulos de deuda corporativa de entidades financieras europeas se remonta a 2012, momento en que los bancos de la región sufrieron un cambio en su normativa y se vieron obligados a reducir el apalancamiento y el riesgo en sus balances. Desde entonces, los bancos europeos han aumentado gradualmente sus ratios de capital, mientras que sus balances se han reducido drásticamente. Como resultado de ello, los bonos corporativos financieros han protagonizado una importante compresión de los diferenciales en toda la estructura de capital.
El Fondo tiene por objeto batir a su índice de referencia1 en un horizonte a tres años.
*Fuente: Carmignac a 18/06/2020. Para la clase de participación A EUR Acc. Escala de riesgo del DFI (Datos fundamentales para el inversor). El riesgo 1 no implica una inversión sin riesgo. Este indicador podría evolucionar con el tiempo.
Este artículo es un material publicitario. Fuente: Carmignac a 01/07/2020. Este artículo no puede reproducirse ni total ni parcialmente sin la autorización previa de la sociedad gestora. No constituye una oferta de suscripción ni un consejo de inversión. La información contenida en él puede ser parcial y puede modificarse sin previo aviso. Las rentabilidades históricas no garantizan rentabilidades futuras. La rentabilidad es neta de comisiones (excluyendo las eventuales comisiones de entrada aplicadas por el distribuidor). Carmignac Patrimoine es un fondo común de derecho francés (FCP) conforme a la directiva UCITS. El acceso al Fondo puede ser objeto de restricciones para determinadas personas o en determinados países. El Fondo no está registrado en Norteamérica ni en Sudamérica. No ha sido registrado de conformidad con la US Securities Act of 1933 (ley estadounidense sobre valores). No puede ofrecerse o venderse ni directa ni indirectamente a beneficio o por cuenta de una «persona estadounidense» (U.S. person) según la definición contenida en la normativa estadounidense «Regulation S» y/o FATCA. El fondo tiene un riesgo de pérdida de capital. Los riesgos y los gastos se describen en el documento de datos fundamentales para el inversor (DFI). El folleto, el DFI, los estatutos de la sociedad o el reglamento de gestión y los informes anuales del Fondo se pueden obtener a través de la página web www.carmignac.com/es, mediante solicitud a la sociedad. Antes de la suscripción, se debe hacer entrega al suscriptor del DFI y una copia del último informe anual. ● España: El Fondo se encuentra registrado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España, con el número 386.